viernes, 29 de octubre de 2010

Agua

Hoy me gusta el agua, me refresca los pies, me humedece la piel, me limpia las ideas. Hoy te gustará el agua, hoy sí, hoy te va a gustar. Te beberás un vaso de agua, y aquello a lo que llaman incoloro e insípido será hoy el desfile de colores más grande que jamás hayas visto, un despliegue de sabores de cocina de alto caché. Hoy será la mezcla culinaria perfecta, tendrá la alegría salada pero sin olvidar las dulces sonrisas; tendrá ese amargo horizonte lejano, pero disimulado por las agridulces esperanzas. No te preocupes que no tendrá nada agrio en sí, es que se me olvidó comprarlo. Eso sí, me he acordado por supuesto de ese toque picante que se que tanto te gusta. Hoy te invito a mi cocina, pasa y te enseño mi receta. Dicen que no existe la magia, bueno, entra y ya hablaremos. Yo soy capaz de hacer auténticos manjares con un simple liquido de, creo recordar, composición química H₂0. Yo soy capaz de elegir el color, el sabor, la textura que cada día tomará mi pequeño cubo de agua. Dicen que lo único que necesita alguien para sobrevivir es agua. Y sí, están en lo cierto. ¿Pero no se haría un poco aburrido beber todos los días la misma sustancia? Por eso, creo yo, que ya que nos la tenemos que beber, al menos vamos a adornarla. Pongámosle guirnaldas como los niños pequeños le ponen al árbol de navidad, pongámosle tiaras como las princesas le ponen a sus sapos, pongámosle un gran fuego en el medio para que la luz incandescente nos abrigue en las frías noches de invierno, pongámosle una bandera pirata para que pueda surcar los mares con ella, pongámosle un poquito de ilusión que de todo lo demás ya me encargo yo en mi cocina. Ven, pero date prisa, eh? No tardes mucho que te espero que con la puerta abierta y se me escapa La ilusión.


P.

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